Se dice que la historia la escriben los vencederos, por eso a más de 75 años de la victoria “Aliada” de la 2ª Guerra Mundial no se ha dejado de recordarnos insistentemente el genocidio judío como parte de la “solución final” del régimen Nazi, y se ha dibujado al biólogo social Hitler como la personificación del mal, y digo esto, no porque no hubiera ocurrido el genocidio judío ni que Hitler con su visión segregacionista no fuese el personaje histórico que personifique el mal, o cuando menos, el mal para una parte del mundo; sino porque no se ha habla los demás exterminios, tanto del lado “Aliado” como de la “Alianza del Eje” (alemán-italiano-japonés), y mucho menos, sabemos quiénes verdaderamente han sido los perjudicado de “la otra solución final” que trajo el resultado final de la 2ª Guerra Mundial, porque la desbastada y “enajenada” Alemania, Italia y Japón se recuperaron extraordinariamente, y forman ahora parte de “los Aliados”.
Esa “otra solución final” no tiene que ver con la derrota del “Eje del Mal” y el legado de la ficción ilustrada de democracia y libertad, sino de esclavitud económica e ideológica, y principalmente, de una buena parte del mundo sometida a la injusticia social, condenada a la pobreza y la marginación, y que ha condenado, metafóricamente a la cámara de gas y los hornos crematorios (a la pobreza y a la muerte), a millones de hombres y mujeres, incluso aún sin haber nacido a ese fatal destino de carencias, sufrimiento y muerte.
Diabólicamente los ganadores de la parte “Aliada” echaron a andar el Plan Marshall como bautizaron la forma para la recuperación de Europa, por la sencilla razón que Francia, y principalmente Inglaterra, estaban de por medio, Rusia con las invasiones y expropiaciones que le permitió ser protagonista de la derrota hitleriana tuvo de donde “rascársela” para su recuperación. Con ese Plan los Estados Unidos echaron a andar el nuevo mercado neoliberal para ratificar su mote de primera potencia mundial.
El mundo se dividió entre el mundo rico (pocos hasta ahora) y el mundo pobre (esclavo, la mayoría), el mundo trágicamente como un gran “pastel de muertos”, alrededor de 100 millones de muertos, se repartió en un principio entre Rusia y los países Aliados, posteriormente so pretexto de las luchas ideológicas se contrapusieron, pero que al final se terminaron ser los mismos, y que la alternativa comunista era o pero que la capitalista, a partir de ahí, vivimos una sola narrativa histórica e ideológica que nos habla de una comedia trágica, una contradicción por los resultados de desigualdades y pobreza, libertad y democracia, y seguridad a cambio de desigualdad, pobreza y exclusión.
Pese al fracaso del experimento social del orden democrático, y de la comunidad ideal de la vida social, los culpables son aquellos quienes refuerzan la primacía de la racionalidad y la omnipotencia del mundo espiritual. Quienes han insistido en sepultar a los defensores de la auténtica teoría Biológico-Genetista de la superioridad entre los hombres, que imposibilita los mitos de la igualdad y del Estado democrático, quienes echan al traste la construcción subjetiva de una igualdad entre todos a partir de una fe ciega en la racionalidad.
No hay tal igualdad, hay unos seres superiores biológica y genéticamente, la letra no marca diferencias, es el gen, por lo que el poder es transmitido genéticamente, no a través de una reiteración de una concientización obsesiva apelando al sentido común (verdad evidente aprendida) y la racionalidad (facultad de discernimiento que caracteriza al hombre), sino simplemente a través de un orden biológico genético. Genética en lugar de Ética, Biología en lugar de Filosofía, Naturaleza en lugar de Humanidad.
La otra solución final tiene sus orígenes, al principio la historia de la humanidad tuvo que ver con el sometimiento y la ley del más fuerte, después el sometimiento con el arma de la fe judeo-cristiana de los bárbaros venidos del norte de Europa, convertidos en santos y en civilizados, y el descubrimiento de América como la nueva tierra prometida donde ocurrió la segunda evangelización.
Inglaterra dejó germinando en estas nuevas tierras del norte con los colonos de nuevo continente, la semilla del hermano de sangre que posteriormente lo defendería y se aliaría para mantener el dominio del mundo, pero ellos prefirieron extinguir a los originarios; en contraparte, España y Portugal prefirieron hacer comunión, incluso carnal, con “los salvajes” del nuevo mundo. Una América nombrada así en honor al navegante florentino Américo Vespucio, y no como su descubridor, Cristóbal Colón, al final, los beneficiados del descubrimiento de América fueron los ingleses y franceses a través de los Estados Unidos y Canadá, ahora se preguntan por qué fue el norte de América la más desarrollada y no la América Latina. Esa miseria de la Latinoamérica tiene que ver con ese compartir sus dioses y su miserias, tuvo que ver con el nuevo hombre que surgió, el mestizo, y no estoy hablando propiamente el habernos compartirnos los españoles su fe católica, sino, su confusión histórica, porque la península ibérica tiene su historia de despropósito, y confusiones de su identidad, al hablar que es lo propiamente español nos toparemos con sus más de 7 siglos de invasión árabe, “lo español” es lo árabe, esa confusión de la identidad estaba templada por sentimientos frustrantes, que acompañaron la conquista y el descubrimiento de América, no una fe auténtica, si se puede hablar de fe auténtica, sino la ambición de búsqueda de riquezas para competir con los reinos del norte, con deseo carnal bajo la sotana y la cruz.
Hay un segundo momento de formas de sometimiento y dominio que se consolidó después de la segunda guerra mundial, principalmente con la caída del muro de Berlín, que tiene que ver con la narrativa neoliberal-capitalista y su visión occidental, posteriormente, se convirtió en el intento de desfigurar los rostros nacionales y culturales con el hombre universal y los procesos de globalización que se resisten a caer pese a su evidente fracaso.
Terminada la cruzada, las miradas de los señores feudales del norte de Europa se desvían de los lugares santos y se sitúan hacia los cuatro puntos cardinales, ya no les son suficientes sus tierras y sus esclavos, e inician la colonización salvaje de África, Asia, América, aun todavía no llegan las luces de la Ilustración que les permitan pasar de la colonización salvaje a la colonización civilizada (ideológica), tan sólo le teología justifica la apropiación de los salvajes y sus tierras; los negros, los indios, los chinos, los amarillos; lo que marca la diferencia a final de cuenta es la piel, podríamos decir que es el tiempo de la supremacía de la piel blanca.
La Ilustración sentó las bases ideológicas de la colonización civilizada (ideológica) que los señores feudales monárquicos (democráticos) sustituyeron la fuerza bruta por las ideas, como nos las describe Foucault en vigilar y castigar, el castigo pasó del cuerpo al alma, y se nos hizo creer que el alma era diferente al cuerpo, e incluso, que el alma era más importante que el cuerpo, criminalizaron al cuerpo, aunque en la intimidad los señores dueño del mundo, sólo a través del cuerpo ejercían su predominio, y sus bacanales orgiásticos de goce y placer los mantienen encima de los animales vivientes. Biología en lugar de filosofía, de esta forma, el proceso de dominación de los señores reyes de piel blanca, pasaron de la colonización por la fuerza a la colonización civilizada e ideológica, se instaló la superestructura o metalenguaje de la dominación, la gran gramática de la única verdad que no tiene nada que ver con la economía capitalista, sino ideológica-filosófica, y fundamentalmente, con el lenguaje occidental.
El corpus epistémico-ideológico de la fe ciega en la razón y la democracia son interiorizados para permitir una dialéctica que justifique la superación de los contrarios, podemos decir que se instala la teoría de la diferencia que posibilita al ser en el no ser, el hombre como dice Nietzsche, prefirió querer la nada (la ideología ilustrada) a no querer, porque ante la proscrito del goce del cuerpo, que no necesita palabras, letras, el goce se instala en el símbolo, un símbolo insaciable y perverso, limitado y acomplejado. Por eso quien impusiera la gramática dominaría al mundo: la cruzada por los lugares santos se sustituyó por la cruzada por el predominio de la gramática occidental, qué importa que la cultura legitime el burka, si occidente dice que eso es inmoral y anormal, ya está dicho todo; la verdad de los hombres quedó secuestrada. La madre de todas las batallas en un tiempo por venir será por rescatar la diversidad y la pluralidad de los cuerpos y tierras.
Parece que no hay conexión lógica entre el descubrimiento y conquista de América, y principalmente la segunda guerra mundial, y estúpidamente España se ufana de ser la descubridora y grotescamente celebra, y nosotros miramos de reojo ese acontecimiento, pero hasta en eso nos equivocamos, nuestro resentimiento debe ser fuerza y poder que nos permita salir de esa confusión, de esa violación, de esa rajada, de ese chingadaso; y dirigirla a los verdaderos culpables de nuestra desgracia, y aunque suene como un complejo eufemístico, siguen siendo los barbaros de piel blanca afincados al norte de nuestros país. Ellos que como las hienas se robaron la caza de los furtivos y acomplejados cazadores españoles, e hicieron la conquista, “la América para los americanos (green go)”.
Vale pedirles que se disculpen los españoles no tan sólo por el sistemático genocidio que perpetraron de nuestros originarios, y que nos paguen nuestras cuentas del diván para que nos devuelvan nuestra normalidad, del trauma que causa un traumado, sino con más intensidad, a los beneficiados del crimen, del ultraje.
Esta historia humana tiene un solo guión, unos cuantos verdaderos vencedores, y a propósito de los 500 años de la conquista de América, una sola narrativa histórica que la conquista formó parte de ese plan siniestro de la “otra solución final” de los bárbaros del norte de Europa que ejecutan a pie juntilla.
Pero aguas que, pese al fracaso del experimento social del orden democrático y de la comunidad ideal de la vida social, los culpables aquellos quienes refuerzan la primacía de la racionalidad y la omnipotencia del mundo espiritual. Quienes han insistido en sepultar a los defensores de la auténtica teoría Biológico-Genetista de la superioridad entre los hombres, que imposibilita los mitos de la igualdad y del Estado democrático, quienes echan al traste la construcción subjetiva de una igualdad entre todos a partir de una fe ciega en la racionalidad.
No hay tal igualdad, hay unos seres superiores biológica y genéticamente, la letra no marca diferencias, es el gen, por lo que el poder es transmitido genéticamente, no a través de una reiteración de una concientización obsesiva apelando al sentido común (verdad evidente aprendida) y la racionalidad (facultad de discernimiento que caracteriza al hombre), sino simplemente a través de un orden biológico genético. Genética en lugar de Ética, Biología en lugar de Filosofía, Naturaleza en lugar de Humanidad.
Hitler surge desde sus cenizas, y se posiciona como el Verdadero Científico Social, quizás si hubiera ganado nos habríamos ahorrado mucho sufrimiento, y sólo los muertos hubieran sido los del inicio de la Segunda Guerra Mundial, porque han muerto más por la consecución de ese falso mito democrático y el pensamiento único legitimador, que por las guerras; con creces seguimos pagando caro el privilegio de sentirnos racionales, desdeñado el cuerpo erigimos una falsa naturaleza del hombre, es el gen constructor del orden social y poseedor del poder de dirigir el destino, pese a desembellecerlo con el apocalipsis del calentamiento global, la era del vacío-zombi, la pobreza injusta de los desposeídos, el mito de la igualdad defendida a ultranza, la democracia suspendida en un por-venir. No obstante, seguimos pensando que este mundo es el mejor de los mundos posibles.
Septiembre mes patrio: 2021
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