- De acuerdo con Fidel Robles, la extracción de hidrocarburos con este método aumenta la actividad sísmica y contamina el entorno
Xalapa, Ver.
Solicitar a
las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de
Protección Civil del Gobierno del Estado, una opinión institucional y técnica
sobre el uso de la fracturación hidráulica de alto volumen (fracturamiento
hidráulico multietapa en pozos con direccionamiento horizontal) o fracking
en Veracruz, propuso a la Diputación Permanente de la LXIII Legislatura local
el diputado Fidel Robles Guadarrama.
A través de
un Anteproyecto de Punto de Acuerdo que presentó durante la Sexta Sesión
Ordinaria del Primer Receso del segundo año de labores, el Legislador informó
que el Servicio Sismológico Nacional registró un incremento anormal de la
sismicidad en regiones petroleras que incluyen al estado de Veracruz.
Señaló que
con base en la “Guía de criterios ambientales para la exploración y extracción
de hidrocarburos contenidos en lutitas”, emitida por la Semarnat, se refiere
que el proceso de extracción de hidrocarburos por medio de la fractura
hidráulica –de no respetar condiciones de protección ambiental– ocasionaría
diversos impactos.
Entre los
efectos más relevantes –continuó– están la contaminación de acuíferos, del
suelo, de la atmósfera, la contribución al calentamiento global, afectación a
la infraestructura carretera y habitacional, y pérdida de la biodiversidad.
Citó que en
la zona sur del estado, Petróleos Mexicanos (Pemex) mantiene 34 pozos de
inyección –pozos letrina– en los municipios de Moloacán, Las Choapas, Agua
Dulce, Minatitlán y Coatzacoalcos, a los que inyecta volúmenes crecientes de
fluidos de desecho de la industria petrolera.
De acuerdo
con Fidel Robles, el patrón en esa región aumentó de 20 sismos promedio, entre
1998 y 2007, a 45 sismos anuales en 2008 y a 95 sismos en 2014, con epicentros
en los municipios de Uxpanapa, Jesús Carranza, Hidalgotitlán, Las Choapas,
Minatittlán y Moloacán.
En esa
misma zona de la entidad, agregó, que se encuentra una de las mayores
infraestructuras petroquímicas del país, con miles de kilómetros de ductos:
“Muchos con más de tres décadas de funcionamiento, y que han presentado
derrames y escapes de hidrocarburos de diversa magnitud en años recientes”.
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