Una
técnica importante para resolver conflictos con el sexo opuesto.
Por: Simón Rodríguez Triano
Parte I
Si
usted en casa desea cambiar un cilindro
de gas utiliza una herramienta apropiada para ello, que puede ser un
perico o una llave Stilson que se ajuste
a la medida de la válvula, así logrará el resultado esperado, resolver de
manera eficaz un problema.
En
las relaciones humanas también se utilizan herramientas, las cuales son de
carácter psicológico, pero si usted no usa la ACTITUD adecuada para el caso,
tendrá dificultades para salir bien librado.
Una
técnica psicológica que nos puede servir para relacionarnos mejor con los demás
(por ejemplo con el sexo opuesto) y
poder entender como funcionamos las personas es el Análisis Transaccional, que
ofrece un instrumento mediante un análisis con lenguaje sencillo, con el
cual usted puede conocer mejor a las
personas.
Es
claro, que si no nos mostramos como realmente somos y no nos comunicamos, la
otra persona no puede enterarse de nuestra existencia real y leernos el
pensamiento, sólo logrará devolvernos la invisibilidad que proyectamos. Por eso
es vital saber cómo funciona la comunicación
y en especial cuando se trata de elegir pareja.
Cuando
se inicia una relación sentimental por lo general se da una imagen que no
corresponde a la real, con tal de agradar y no perder la oportunidad de la
cercanía, en muchas ocasiones se finge tanto por parte del hombre como de la
mujer. El varón es atento y muestra sus
mejores cartas, la dama es todo un encanto y su voz es dulce; después todas
esas actitudes cambian, sale a relucir “el verdadero yo” que antes no se
conocía, surgen los celos, las discusiones bizantinas, el chantaje y la
manipulación; lo anterior sucede cuando se cae en una dependencia insana en las
relaciones de pareja; en estos casos se trata de falta de un reconocimiento
personal, en reconocerse físicamente, en saber ¿qué quieren? ¿Qué piensan y
sienten? esto es no se aceptan y se valoran poco.
El
encuentro con la otra persona siempre tendrá dificultades para prosperar sí
antes no nos consideramos libres, responsables
y únicos.
Estimada
lectora y lector si toma en serio estas líneas le aseguro, que aquí va a
encontrar algunas respuestas que le van a servir en la familia, la escuela y el
trabajo, pero sobre todo a conocerse así
mismo (a) y como consecuencia lógica a elegir bien a su pareja.
El
Análisis Transaccional plantea que: en los primeros 5 años de vida ya se
tuvieron experiencias agradables o desagradables, que van conformando un patrón
de conducta (algo así con una programación o formateo), de lo que somos más
tarde.
¿Alguna vez usted escucho que todos llevamos
un niño en nuestro interior sin importar
la edad que tengamos?, ese niño se forma con las experiencias que tuvimos cuando éramos pequeños, si fuimos
bien tratados y queridos por nuestros padres
o aquellas figuras de autoridad más cercanas es muy probable que nuestra
estima este en un buen nivel, pero si no es así, y fuimos maltratados verbalmente
o físicamente existirá inseguridad, complejos y mucho vacio existencial (habrá
casos contrarios, pero son una excepción, más adelante lo explicaré)
El
niño natural surge cuando contemplamos con asombro un paisaje, disfrutamos de
un rico helado en un día de calor en el parque o simplemente reímos a
carcajadas y conservamos la sorpresa ante la vida. Sin embargo si este niño
interior queda herido en alguna etapa de su desarrollo, entonces surge en el
adulto la rigidez ante las reglas de flexibilidad hacia los cambios, ya que se
crea un filtro para que las experiencias del adulto se vivan con dolor, en el
cual muchas veces no tiene que ver con el momento actual sino con
problemas no resueltos en el pasado. Lo cual provoca que las respuestas ante
las diferentes situaciones sean desproporcionadas.
Los
programas recibidos en la infancia llegan a afectarnos de tal manera que no
logramos de adultos tener éxito vivimos
frustrados e insatisfechos, en una palabra nos sentimos devaluados.
En
la niñez hay algunas necesidades naturales que requieren ser satisfechas como
el formar una identidad sana, desarrollar confianza en el mundo y sentirse
amado de manera incondicional.
Algunas
características del niño que se desarrollan para formar un adulto son por
ejemplo la expectación, que es el interés natural por todas las cosas y la
emoción por la vida, al reprimir esta
curiosidad, el niño se encierra en sí mismo y desarrolla un temor a explorar y
correr riesgos. Continuará…
Comentarios y sugerencias a:
rodrigueztriano@hotmail.com
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