SEÑORAS DIPUTADAS,
SEÑORES DIPUTADOS
SEÑORAS Y SEÑORES
CON SU PERMISO
DIPUTADO PRESIDENTE:
En
diciembre del 2006, el gobierno de Fidel Herrera daba a conocer que había
colocado en la Bolsa Mexicana de Valores unos Certificados de Burzatilización
avalados por el 80% de los ingresos respectivos del impuesto sobre la tenencia
o uso de vehículos; el dinero obtenido con la venta de certificados tendría
como fin pagar la deuda de 3 mil 119 millones que había dejado el gobierno de
Miguel Alemán.
La
emisión original de certificados bursátiles fue de 5 mil 193 millones de pesos
los cuales fueron manejados por la Secretaría de Finanzas y Planeación del
estado de Veracruz y otros al Fideicomiso Público de Inversión y Fuente de Pago
que los canalizó, según el propio gobierno para infraestructura en varios lugares
del Estado. El compromiso creado con la bursatilización, por si lo ha olvidado,
es de 30 años; compromiso que exige el pago mensual de intereses y parte del
principal.
El propio
gobernador Herrera Beltrán propuso a esta soberanía el subsidio del 100% del
impuesto a la tenencia vehicular y que fue votado y publicado en la gaceta
oficial del estado el 21 de julio del 2010. No solamente se votó el subsidio,
sino también, dice textualmente el decreto en su: Artículo tercero. No se creará impuesto alguno para
sustituir el Impuesto Sobre Tenencia o Uso de Vehículos, por lo que se
afectarán a los fideicomisos bursátiles, en
fuente de pago, ingresos propios o derivados de la coordinación fiscal
suficientes para hacer frente a las obligaciones de pago derivadas de los
valores emitidos por los fideicomisos bursátiles…
Este
Gobierno y esta soberanía reconsideraron y revocaron dicha reforma, de tal
suerte que la tenencia volvió a cobrarse con una excepción: se subsidió el pago
a todos los usuarios de vehículos con un valor menor a los 230 mil pesos y
ahora, con la presente reforma al Código Financiero y la creación de un impuesto
local a la tenencia o uso de vehículos… todo lo que se había dicho sobre la
tenencia resultó un engaño a los electores.
Pero
no solo, se ha utilizado por el Ejecutivo el manejo demagógico sobre el cobro
del impuesto, lo han venido utilizando todos, de hecho en la campaña pasada por
lo menos doce candidatos hoy diputados del PRI se comprometieron frente a sus
electores en el sentido de no votar a favor de su cobro y ahora no honrarán su
palabra al votar dicha reforma; eso, sin duda alguna, denigra a la política
pues es una llana mentira al electorado.
El
pago del tributo necesario, diputadas y diputados, no está en duda pues la
Carta Magna lo norma textualmente en su artículo 31 fracción IV cuando nos
obliga a pagar para sostener el Gasto Público.
El
problema es ¿Cuánto pagar? ¿Quién debe pagar? ¿Cómo pagar? Éstas han sido las
preguntas constantes de todos los gobiernos a la hora de juntar el dinero
suficiente para que se pueda cumplir un plan de gobierno; pero también sin
duda, de los propios gobernados ante el hecho de no ver reflejado el gasto del
erario en la obra pública pertinente o el caso más injusto y criticable: el
gasto oneroso de altos salarios a los altos funcionarios, para lo cual se ha
acuñado la frase de que no es válido un gobierno rico con un pueblo pobre.
¿Qué
sucede cuando el futuro gobernante, en aras de ganar votos, enarbola las
banderas de quitar o reducir la carga impositiva sobre la población?
jurídicamente nada, políticamente algo sucede; sin duda estamos frente a un
acto de simple demagogia que actualmente es socorrida casi por todos los
institutos políticos y que en último caso sería la ciudadanía la que, con su
voto, cobraría al supuesto gobernante su acto demagógico.
Ahí
está como ejemplo el virtual ganador del estado de México ofertando a los
electores que la tenencia vehicular no se cobrará, esperemos que tomando y
jurando el cargo de gobernador honre su palabra y demuestre que en política se
puede y se debe de ser honesto con el electorado.
Debemos
recordar que el Presidente Calderón cuando sometió a votación la abrogación de
dicho impuesto el 29 de noviembre del 2007, lo votaron por unanimidad los
diputados de la Cámara de Diputados a nivel federal, todos los partido vieron
correcta la iniciativa de desaparecer un impuesto que no debía de existir desde
la década de los 70’s, pues sólo había sido creado para cubrir los gastos de
las Olimpiadas de 1968.
Desde
el análisis jurídico, el crear un impuesto local cobrando la tenencia de
vehículos siguiendo todo el proceso legislativo, no entraña ningún acto
contrario a la Ley; sin embargo, bajo la lógica jurídica de que los impuestos
deben de ser generales, justos, ciertos, cómodamente pagables y además
recaudados para el gasto de la obra en común.
Cabe
preguntarse, si existen razones económicas de fondo para transformar un
impuesto federal en local, una vez que la propia federación en sus análisis
económicos reconoció que ya no había necesidad de seguirlo cobrando ¿Porqué
entonces unos gobiernos estatales lo quieren cobrar y otros no? Sin duda alguna
porque sus otros impuestos son suficientes y les alcanza para el gasto público.
Finalmente,
la creación del impuesto a la tenencia vehicular, aparte del engaño que se hizo
al electorado, viene a ser gravoso para el mayor número de familias de clase
media hacia abajo que tienen su vehículo como una verdadera herramienta de trabajo
y no como un lujo innecesario; también no se ha tomado en cuenta que nuestros
estados vecinos, dentro de poco al abrogar el impuesto, generarán que muchos
veracruzanos vayan y registren sus vehículos donde no les cobren este impuesto.
COMPAÑERAS
DIPUTADAS, COMPAÑEROS DIPUTADOS
Este
honorable Congreso fue elegido por el pueblo no para que fuera su verdugo en la
creación de impuestos, por el contrario: para que hiciera una defensa de los
derechos consagrados en la Constitución.
Sin
duda alguna muchos votaron con la esperanza de que bajarían los impuestos y
aumentaría paulatinamente el salario y el empleo; no ha sido así, luego
entonces, estará en la consciencia política de cada uno de nosotros, si el voto de hoy es a favor del
pueblo y sus anhelos de mayor justicia económica o en contra de él al cobrarle
este impuesto.
Estoy
convencido que una reingeniería en el gasto público, particularmente en el gasto
corriente, la disminución y congelación de los altos salarios a los
funcionarios de todas las dependencias; el manejo financiero en compras del
gobierno; el real control de la obra pública y una plena política de austeridad
en todos los rubros; así como una recaudación de otros impuestos de manera más
eficiente evitando la evasión, sería más que suficiente para ahorrar y suplir
el cobro de éste impuesto
Por
todo lo anterior, todos en consciencia deberíamos de impedir el cobro de más de
impuestos a la deteriorada economía familiar de los veracruzanos.
Es
cuanto señor presidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario