La confianza ciudadana hacia un gobierno responsable
Por Héctor Yunes Landa
La sociedad mexicana de hoy, es una sociedad incrédula, hay
una creciente falta de confianza en las instituciones que nos afecta a todos.
Cada vez que los gobiernos estatales o federal anuncian logros alcanzados por
la administración pública, muchos, sistemáticamente, dudan o incluso cuestionan
sus reales resultados.
Desafortunadamente esta mala percepción de la ciudadanía en
algunos casos ha sido bien ganada, ya sea por un mal ejercicio administrativo
de gobiernos que se quedan cortos en la oferta de oportunidades y beneficios
ante una sociedad cada vez más demandante, que en muchos sentidos se siente
decepcionada al no sentir, ni en su bolsillo ni en su entorno, que las obras y
acciones del gobierno le beneficien directamente, o por factores como la
corrupción, cuando se hace evidente que en muchos casos no se ha logrado
erradicar este cáncer de la administración pública.
Algo que los ciudadanos debemos tener particularmente en
cuenta es que un gobierno no puede solucionar los problemas sociales de la
noche a la mañana. Para ello se hace necesario contar con estrategias bien
planeadas y aplicadas, programación de presupuesto y sobre todo, tiempo.
Asimismo es necesario promover una cultura de la participación ciudadana, es
decir, promover la colaboración directa con la ciudadanía, para borrar de una
vez por todas la barrera gobierno-sociedad, y entender que el gobierno lo
hacemos todos, en el diario acontecer.
En Veracruz, con la actual administración, tenemos un
gobierno de propuestas y de mucha voluntad para cambiar las cosas. Desde sus
primeros días se caracterizó por la puesta en marcha de proyectos y obras que
beneficiarán a todos los veracruzanos. Tan sólo el ejemplo del Programa
Adelante, un ambicioso –por su alcance- y noble proyecto que pretende ni más ni
menos
que abatir la pobreza extrema al 50% en los municipios con
mayor marginación, nos da una idea del compromiso que tiene este gobierno de
apoyar a los que más lo necesitan.
Es nuestra tarea como ciudadanos, como actores de la
democracia, vigilar, sí, que los resultados sean reales, pero también confiar
en que lo serán, aportar en vez de criticar, y observar en lugar de desconfiar,
vamos, dar a nuestros gobernantes al menos el beneficio de la duda.
Esto es precisamente lo que el defensor de los derechos de
los migrantes, el Padre Alejandro Solalinde Guerra, ha hecho como el admirable
ciudadano que es: confiar en el
Gobernador Javier Duarte para la protección de los migrantes
centroamericanos que viajan a través de nuestro Estado.
Alejandro Solalinde ha sido el centro de atención de la
opinión pública estatal, nacional e incluso internacional, por su titánica y
comprometida labor en apoyo a los migrantes centroamericanos que transitan por
los estados del sureste del país para buscar mejores oportunidades de vida. No
es sólo un ciudadano activo, es un luchador social que en diversas ocasiones ha
señalado enérgicamente la falta de atención por parte de las autoridades al
problema del maltrato y discriminación a los migrantes. Su quehacer ha
representado para miles de viajeros una esperanza de superación y una mano
amiga en un entorno muchas veces hostil para quien llega con las manos vacías a
un lugar desconocido.
La sociedad apoya a hombres como éste, que dedican todo su
tiempo y esfuerzo a brindarle una oportunidad a los que no la tienen. Pero
también muchos segmentos de la sociedad piensan que hombres como estos, que
critican y señalan al gobierno, son enemigos de las autoridades. Esto es falso,
y Alejandro Solalinde es la prueba de ello.
La reunión que el religioso y el mandatario veracruzano
sostuvieron en días pasados, y los acuerdos tomados a raíz de ésta, son el
símbolo de la apertura y la comprensión que
caracteriza al gobierno de Javier Duarte. Muchos pensaban
que no se iba a lograr un acuerdo, sin embargo lo hubo. Es ahora un compromiso
del Gobierno del Estado generar una campaña de protección a los migrantes en la
que participen todos los ciudadanos de la mano con las autoridades.
El mismo Solalinde ha reiterado la honestidad y la apertura
del Gobernador en este encuentro. Lo que nos muestra claramente que incluso los
ciudadanos críticos y activos pueden acercarse al gobierno estatal y encontrar
una respuesta.
La dinámica entre sociedad y gobierno debe ser así, de
diálogo, propuestas y soluciones; de franqueza entre las partes que permita
encontrar puntos de acuerdo. Sólo basta confiar y acercarse, convertir el
lamento en demanda y trabajar junto con las autoridades para alcanzar los
beneficios que todos queremos.
Nuestro más sincero reconocimiento para el Padre Alejandro
Solalinde Guerra, quien no sólo tiene el coraje de defender a los migrantes
desprotegidos, sino también la sensatez y la sabiduría de confiar y exigir del
gobierno, una respuesta, a través del diálogo respetuoso y sin duda fructífero.
Es de esta forma que sociedad y gobierno caminando al mismo paso, que Veracruz
seguirá transitando hacia Adelante.
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