viernes, 3 de junio de 2011

Entre paréntesis


De políticas fallidas y su contraparte: de reflexiones y acciones[1]

                                                                        *María Verónica Hernández Argüello

-  Una vergüenza que duele mucho

-  Del discurso a la acción

- Conciencia y congruencia



Por supuesto que ha fracasado la política antidroga o guerra en contra de la delincuencia organizada,  como la  implantó el señor Calderón. Se preveía su fracaso, se supo siempre; tanto, como se sabe el presunto ímpetu que originó  esta fallida  estrategia de Estado y  porqué se apellida “organizada” (pero los malvados no ven ni oyen sino  lo que a sus intereses conviene).

¡Insensatos todos ellos! ¿Quién les dijo nunca que alguien gana   cuando ataca y daña  al universo  o a alguno  de sus elementos como del medio ambiente o en este caso,  a sus hermanos, al ser humano? La perversión tiene muchas vertientes. Esta es una de las más dolorosas y no queda únicamente en el dolor,  es una vergüenza, pero una vergüenza que duele,  y duele mucho, duele hasta escribirlo: guerra fratricida

(Si en esencia somos lo mismo, venimos de una misma sustancia, celestial dirán los conversos, cósmica dirán los renegados, los científicos quiero decir, da lo mismo quienes respondan, pues este dilema no es el asunto a comentar).

Es esta la aberrante forma plagada de daños colaterales ¿y el fondo? Sabemos que en el fondo subyacen las condiciones de extrema desigualdad, desvío de recursos, corrupción administrativa, escasas oportunidades de acceso a bienes y servicios básicos  educación, trabajo digno con salario digno, alimentación, salud, vivienda, comunicación y transporte, recreación y un largo etcétera que es obvio para todos; sin necesidad de que lo observe y diga el más encumbrado intelectual no, lo sabe quien lo vive.

Es urgente, imperativo que quien sea parte del problema (ojo, no escribo quien pertenezca al bando de los malos ¡no! pues este  encasillamiento  de malos y buenos es también perverso de origen; no cabe suerte alguna de maniqueísmo lo siento,  no hay lugar porque   estaría  súper, archi, recontra, mega rebasado…) que gire ciento ochenta grados en este momento –bueno, al terminar de leer Entre paréntesis – y  haga lo que corresponde; para los demás, los que sean o se consideren parte de la solución la consigna es idéntica, hacer lo que corresponde, pero rescatando el respeto a la vida, el respeto al derecho ajeno, el respeto a la dignidad de la persona humana; dejando de lado las palabras huecas llenas de retórica, para que  el discurso del papel directriz del sistema  educativo, de  la familia, los valores, etcétera  etcétera se haga tangible en  comportamientos,  actitudes y acciones  comprometidos e incluyentes… si se empezara por dar el paso enorme de ser congruentes; la gran mayoría es consciente, sí. Se da cuenta ¡pero no  hace  nada o se hace muy poco que es casi nada! Entonces, fortalezcamos la conciencia y la reflexión para dar paso a las acciones que ya no pueden esperar más, porque estamos al filo del agua. Un exhorto que quisiera gritar, que escribiría con letras muy grandes para que trascendieran este papel y todos y todas leyesen: es necesario actuar ya, con conciencia y congruencia; tan sólo ser incongruentes es deleznable, es decir una cosa y hacer su contraria; es hablar por hablar sin intención siquiera de modificar lo que es necesario modificar, es prevalencia del interés propio, personal, sin importar por ello despojar a los demás.

Servidores públicos de equis rango e investidura, familias, estudiantes, obreros, proletarios… todos…¡todos! ¡a hacer lo que nos corresponde! porque es tan triste no aspirar a estar a la altura de la grandeza humana, - - bendita abstracción, utopía deseable-  Rescatemos las virtudes de la inteligencia y de la razón; del   espíritu, del alma… porque si el alma se va empequeñeciendo, se muere; entonces los desalmados estarían vivos pero muertos, puesto que el alma es la vida.  Rescatemos nuestra casa, es decir, nuestra Madre Tierra, rescatemos desde el alma el   derecho a la vida digna para todos. Termino con las palabras que escribiera nuestra grandiosa Frida ¡Viva la Vida!









Xalapa, a 2 de Junio de 2011



[1] Escribo reflexiones y acciones en evocación a la pedagogía freireana: la praxis social es reflexión-acción.

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