De
políticas fallidas y su contraparte: de reflexiones y acciones[1]
*María
Verónica Hernández Argüello
- Una vergüenza que duele mucho
- Del discurso a la acción
-
Conciencia y congruencia
Por supuesto que ha fracasado la política antidroga o guerra en contra de
la delincuencia organizada, como la implantó el señor Calderón. Se preveía su
fracaso, se supo siempre; tanto, como se sabe el presunto ímpetu que
originó esta fallida estrategia de Estado y porqué se apellida “organizada” (pero los
malvados no ven ni oyen sino lo que a
sus intereses conviene).
¡Insensatos todos ellos! ¿Quién les dijo
nunca que alguien gana cuando ataca y daña al universo
o a alguno de sus elementos como
del medio ambiente o en este caso, a sus
hermanos, al ser humano? La perversión tiene muchas vertientes. Esta es una de
las más dolorosas y no queda únicamente en el dolor, es una vergüenza, pero una vergüenza que
duele, y duele mucho, duele hasta
escribirlo: guerra fratricida
(Si en esencia somos lo mismo, venimos de una misma sustancia, celestial dirán los conversos, cósmica
dirán los renegados, los científicos quiero decir, da lo mismo quienes
respondan, pues este dilema no es el asunto a comentar).
Es esta la aberrante forma plagada de daños colaterales ¿y el fondo?
Sabemos que en el fondo subyacen las condiciones de extrema desigualdad, desvío
de recursos, corrupción administrativa, escasas oportunidades de acceso a
bienes y servicios básicos educación,
trabajo digno con salario digno, alimentación, salud, vivienda, comunicación y
transporte, recreación y un largo etcétera que es obvio para todos; sin
necesidad de que lo observe y diga el más encumbrado intelectual no, lo sabe
quien lo vive.
Es urgente, imperativo que quien sea
parte del problema (ojo, no escribo quien pertenezca al bando de los malos ¡no!
pues este encasillamiento de malos y buenos es también perverso de
origen; no cabe suerte alguna de maniqueísmo lo siento, no hay lugar porque estaría súper, archi, recontra, mega rebasado…) que
gire ciento ochenta grados en este momento –bueno, al terminar de leer Entre paréntesis – y haga lo que corresponde; para los demás, los
que sean o se consideren parte de la solución la consigna es idéntica, hacer lo
que corresponde, pero rescatando el
respeto a la vida, el respeto al derecho ajeno, el respeto a la dignidad de la
persona humana; dejando de lado las palabras huecas llenas de retórica, para
que el discurso del papel directriz del sistema educativo, de
la familia, los valores, etcétera
etcétera se haga tangible en comportamientos, actitudes y acciones comprometidos e incluyentes… si se empezara
por dar el paso enorme de ser congruentes; la gran mayoría es consciente, sí.
Se da cuenta ¡pero no hace nada o se hace muy poco que es casi nada!
Entonces, fortalezcamos la conciencia y la reflexión para dar paso a las
acciones que ya no pueden esperar más, porque estamos al filo del agua. Un exhorto que quisiera gritar, que escribiría
con letras muy grandes para que trascendieran este papel y todos y todas
leyesen: es necesario actuar ya, con conciencia y congruencia; tan sólo ser
incongruentes es deleznable, es decir una cosa y hacer su contraria; es hablar
por hablar sin intención siquiera de modificar lo que es necesario modificar,
es prevalencia del interés propio, personal, sin importar por ello despojar a
los demás.
Servidores públicos de equis rango e
investidura, familias, estudiantes, obreros, proletarios… todos…¡todos! ¡a
hacer lo que nos corresponde! porque es tan triste no aspirar a estar a la
altura de la grandeza humana, - - bendita abstracción, utopía deseable- Rescatemos las virtudes de la inteligencia y
de la razón; del espíritu, del alma…
porque si el alma se va empequeñeciendo, se muere; entonces los desalmados
estarían vivos pero muertos, puesto que el alma es la vida. Rescatemos nuestra casa, es decir, nuestra
Madre Tierra, rescatemos desde el alma el
derecho a la vida digna para
todos. Termino con las palabras que escribiera nuestra grandiosa Frida ¡Viva la
Vida!
Xalapa,
a 2 de Junio de 2011
[1] Escribo reflexiones y acciones en evocación a la pedagogía freireana:
la praxis social es reflexión-acción.
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