Reflexión día del padre...Del padre censor al padre consciente: una mirada humana.

Por Simón Rodríguez Triano 

A propósito del Día del Padre, vale la pena detenernos no sólo a celebrar, sino a reflexionar sobre la evolución de la figura paterna y su impacto emocional en la vida de cada persona.

Desde la mirada del análisis transaccional, teoría psicológica desarrollada por Eric Berne, la personalidad humana se estructura en tres estados del yo: Padre, Adulto y Niño. El estado del yo Padre se forma desde la infancia a partir de los modelos que tuvimos—madres, padres, cuidadores—y se manifiesta en nuestras propias conductas normativas, gestos y actitudes hacia los demás. Para muchas personas, este legado fue protector y amoroso; para otras, fue una herencia crítica, autoritaria o ausente.

Lo verdaderamente transformador es que muchos hombres, a pesar de haber crecido bajo figuras paternales rígidas o emocionalmente distantes, eligen conscientemente no repetir ese patrón. Desde su estado del yo Adulto, deciden reconstruirse y ofrecer a sus hijos un modelo emocionalmente equilibrado, presente y compasivo. Escuchan, validan y acompañan: no desde la imposición, sino desde la empatía.

Ser padre, entonces, no es repetir el guion heredado, sino reescribirlo. Significa optar por ser la figura que uno necesitó y no tuvo. Y en ese ejercicio se gestan nuevas generaciones menos marcadas por el miedo y más guiadas por el afecto y la inteligencia emocional.

Este Día del Padre también homenajea a quienes, pese a las cicatrices de su propia infancia, brindan a sus hijas e hijos un entorno donde la ternura no se implora, sino se respira. Su paternidad, lejos de ser automática, es una elección cotidiana que deja huellas profundas.

Porque ser padre no es sólo una función biológica, sino una tarea ética y emocional. Y en ese camino, la reflexión se convierte en legado.

¡FELIZ DÍA DEL PADRE!

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