martes, 19 de julio de 2016

Solicitan Organizaciones de la sociedad civil a SEMARNAT se niegue autorización para nuevo muelle en Cozumel


 
  • Señalan en sus comentarios a la Semarnat que el proyecto presentado tiene serias deficiencias, omite información y no incluye suficientes medidas de mitigación.
  • La afectación sobre pastos marinos y arrecifes coralinos sería muy negativa para el ecosistema y agravaría el problema del cambio climático.
 
El 5 de julio pasado, se presentaron comentarios al proyecto denominado Terminal Marítima Banco Playa, el cual busca obtener la autorización de impacto ambiental para la construcción y operación de una terminal de cruceros en la isla de Cozumel, en la zona marina y terrestre del recinto portuario Banco Playa. Ante esto, se considera que dicha autorización debe negarse debido a las afectaciones que tendría en los pastos marinos.
El proyecto constaría de un muelle en forma de "T", construido sobre pilas o bloques de acero o concreto, ocupará un área total de 13,545 m2 sobre la zona marina y será construido en dos fases, hacia el norte y hacia el sur. En la zona terrestre -polígono de 12,648.64 m2- se harán acciones de remodelación y edificación para la construcción de edificios comerciales en varios niveles, con locales comerciales, área de descarga y recogida de pasajeros con capacidad para 10 autobuses, área para taxis y un estacionamiento para vehículos privados. Se incluye en el plan áreas verdes y plazas abiertas con pavimentación y paisajismo, así como áreas de servicio de comidas y bebidas.
La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) adolece de numerosas imprecisiones e incongruencias y omite mencionar muchos de los impactos ambientales principales. De igual forma, la información presentada sobre la sustentabilidad del proyecto es cuestionable y no presenta una evaluación adecuada sobre los beneficios que el proyecto tendría para la población de Cozumel.
Las organizaciones señalan en sus comentarios al proyecto que éste "vulneraría principalmente a la vegetación marina presente en el predio, como lo son los pastos marinos, pues la composición de las especies que conforman este complejo ecosistema depende de la temperatura, turbiedad, concentración de sales y minerales, oxígeno disuelto, niveles de contaminación y movimiento de agua. Asimismo, representa un impacto para las comunidades de pastos marinos distribuidas en el fondo lagunar, por lo que transgrede lo dispuesto en la Ley General de Cambio Climático".
Cabe resaltar el papel ecológico fundamental de los pastos marinos, los cuales proporcionan un hábitat importante a una gran variedad de organismos (algas epífitas, epifauna sésil, epifauna vágil, fitoplancton, zooplancton, necton, algas, microflora, infauna, microbios, camarón y peces, entre otros), que en su conjunto dan forma a la complejidad estructural de este ecosistema[1]. Tanto los pastos marinos como los manglares son importantes sumideros de carbono y por tanto, tienen una contribución fundamental en el combate al cambio climático[2]. A pesar de que los pastos marinos únicamente representan el 0.2% de la superficie del océano, se estima que almacenan el 20% del carbono azul oceánico[3]. Estos ecosistemas se encuentran fuertemente amenazados, ya que no al estar sumergidos no se pueden ver con facilidad y a su vez proteger adecuadamente.
En este sentido, el proyecto incidiría en la disminución de la cobertura de pastos marinos, por lo que representa una importante amenaza para estos sumideros de carbono e incrementaría la liberación de carbono a la atmósfera.
Por otro lado, la propia promovente registra la existencia de coral dentro de la zona del proyecto, por lo que es altamente probable que con la construcción se afecte de forma directa e indirecta las zonas coralinas, sin que se explique de qué forma se mitigaría este impacto. Por otro lado, debido a las características del subsuelo marino de la zona del proyecto, y considerando que es un banco de arena, se estima que para la colocación de los pilotes y demás estructuras sobre el lecho marino se requeriría de trabajos de dragado. Sin embargo, la MIA desestima esa situación y no propone medidas de mitigación.
Por otro lado, el proyecto consiste en una vía general de comunicación de tipo infraestructura portuaria para la operación de una terminal de cruceros, por lo que le corresponde elaborar una manifestación de impacto ambiental del sector Vías Generales de Comunicación en modalidad particular[4].
El proyecto manifiesta que su muelle tendrá capacidad para recibir hasta cuatro cruceros turísticos. Sin embargo, la capacidad de pasajeros es variable y dependiendo el tamaño puede fluctuar entre las 800 y las 5,000 personas. En este sentido, se requiere más información a fin de que la autoridad pueda determinar si el área del proyecto es adecuada para el atraque de este tipo de embarcaciones, así como los impactos que ocasionará la construcción de la terminal marítima, en términos de la infraestructura que se requiere. También se debe prever el impacto que un mayor número de personas ocasionará en las áreas naturales protegidas al realizar actividades recreativas en el arrecife, como son snorkel y buceo.
En cuanto a la biodiversidad existente, no se presenta una metodología adecuada para explicar cómo se llevará a cabo el rescate y traslado de especies, ni un monitoreo preciso de éstas. Al respecto, es importante resaltar que un proyecto debe ser evaluado de manera integral con la finalidad de conocer los impactos acumulativos y sinérgicos que tendrá el proyecto en el sistema ambiental a lo largo de sus etapas.
La promovente ofrece información insuficiente y sumamente general en lo que se refiere a la descripción de elementos abióticos -geología, geomorfología, clima, hidrología, entre otros-, así como de las condiciones oceanográficas de toda la isla de Cozumel, cuando lo que se requiere en términos de la vida útil e impactos asociados a su operación son estudios particulares del sistema ambiental, particularmente de la geomorfología costera y la hidrología subterránea y superficial.
Entre los impactos por la operación del proyecto, reconocidos por la propia promovente, se encuentran la emisión de partículas y gases a la atmósfera, la generación de ruido, la contaminación por aguas residuales e hidrocarburos -incluyendo la probabilidad de derrames-, el uso potencial del paisaje natural y la modificación del valor escénico natural, reconociendo incluso que su proyecto cambiará drásticamente el paisaje de la zona, el cuál actualmente está definido como una zona residencial costera con una dinámica que brinda hábitat para especies tanto de fauna como de flora.
Adicionalmente, otros impactos no considerados en la MIA son:
  • La generación de aguas negras: Normalmente cada pasajero produce 10 galones de aguas residuales por día.
  • Aguas grises: Incluyen lavabo y ducha. Normalmente cada pasajero produce 90 galones de aguas grises por día.
  • Residuos sólidos. Un crucero puede producir 3,5 kg de residuos sólidos por pasajero cada día.
  • Residuos peligrosos: Incluye materiales de limpieza en seco, de residuos imprenta, productos químicos de higiene y baterías. Un crucero puede producir 15 galones de desechos tóxicos a diario.
  • Aguas aceitosa que recogen el agua de sentina en el casco barcos e incluye combustible, aceite y aguas residuales. Un crucero puede producir 7.000 galones de desechos tóxicos diario.
  • Aguas de lastre: Se ocupa para la estabilidad del buque. Existe preocupación acerca introducción de especies no autóctonas en las zonas de descarga nave de escape Diésel.
Por todo lo anterior, las organizaciones hacen un atento llamado a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para que no se otorgue la Autorización de Impacto Ambiental al proyecto de un nuevo muelle para cruceros en Cozumel y se priorice la conservación del patrimonio natural de la zona, cuya contribución al equilibrio ecológico del planeta es esencial.
 
Para mayor información contactar:
 
Centro Mexicano de Derecho Ambiental
Margarita Campuzano
Ricardo Ruiz Esparza
Tel. Oficina 52863323
Móvil 5564227884
 


[1] Ibarra y Ríos, 1993
[2] El término "carbono azul" se acuñó en reconocimiento del valioso papel que los lechos de pasto marino, las marismas y los manglares desempeñan en la captación y almacenamiento de dióxido de carbono. Estos hábitats representan algunos de los sumideros de carbono más eficientes en todo el mundo: en numerosos sitios costeros, el suelo ha almacenado carbono por milenios enteros. Al estar ubicados en los límites entre la tierra y el mar, los lechos de pasto marino, las marismas y los manglares son sensibles a los impactos de ambos. Estos hábitats se han visto sometidos en el pasado a prácticas negligentes, así como a explotación y merma, debidas a contaminación y conversión en otros usos del suelo por desecación, dragado y relleno.
[3] Se estima que una hectárea de pastos marinos puede almacenar entre 140 y 340 Ton C por hectárea. (CCA, 2016).
[4] El proyecto denominado "Terminal Marítima Banco Playa" es considerado como un "Puerto", según la definición de la Norma Oficial Mexicana NOM-002-SCT4-2013, Terminología Marítima-Portuaria, en su numeral 4.575.

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